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Islam

La caligrafía ocupa una posición muy especial en el arte del Islam, ya que está estrechamente relacionada con la revelación coránica, de dos maneras: en primer lugar, la palabra de Allah representa en la forma del Corán el único testimonio de la revelación divina, que, aunque fue transmitida oralmente a Muhammad, después fue concretada y difundida por escrito por sus compañeros; en segundo lugar, esta revelación se califica a sí misma en el Corán como una "escritura armónica'; que está guardada junto a Allah "en inmaculadas hojas" y que es "bella" e "insuperable". Estas palabras son hasta hoy día un estímulo para todos los copistas del Corán, para dejarse guiar en su arte por la belleza celestial de la palabra divina; éstos han dado a la caligrafía un ímpetu comparable con las fuerzas que engendraron en el mundo occidental la pintura religiosa y mundana, la escultura y la música.

La caligrafía árabe existe en todos los tamaños y sobre todos los materiales de expresión artística, pero las obras más importantes son las que desde el siglo VIII fueron escritas sobre papel con una sencilla pluma. El calígrafo estaba sentado en el suelo, apoyaba la hoja sobre una rodilla y escribía con trazados fijos y seguros, que presuponían un total control psicológico y espiritual sobre la pluma. Era necesaria una práctica de varios años para e1 dominio de este arte, y las obras maestras de la caligrafía que se creaban provocaron admiración en todas partes; fueron coleccionadas, guardadas, altamente apreciadas y se comerciaron con ellas a precios de coleccionistas.

 

Al principio, la propagación del Corán se encontraba en una clara escritura representativa. La escritura de alfabeto árabe utilizada en Meca y Medina, en la primera mitad del siglo VII es una escritura consonántica, como todas las escrituras semitas; tiene 28 fonemas y se escribe de derecha a izquierda, con lo que todas las letras pueden ser unidas desde la derecha; sin embargo, hay algunas que no pueden ser unidas hacia la izquierda, por lo que puede haber vacíos dentro de una palabra. Tres de los fonemas son semivocales, es decir, consonantes que al mismo tiempo sirven para la grafía de vocales largas, como por ejemplo la “w”, que es también una "u" larga. Las vocales cortas tenían que inferirse del contexto, pero pronto se mostró la necesidad de señalar estas vocales cortas mediante signos de ayuda. Lo mismo vale para el sistema de uno hasta tres puntos, con los se diferencian estas letras, cuya forma básica es igual, como por ejemplo la "s" y la "sh'; o la "b" y la "t".

 

Todavía en el siglo VII, la escritura cúfica se perfiló como escritura coránica, una escritura angular de contornos extremadamente claros que también parece monumental en pequeños formatos y expresa en su impresionante simetría la conciencia individual, con la que el Islam propagó su escritura en su periodo clásico. La cúfica era, a pesar de que su nombre deriva de la ciudad de Kufa en Irak, una escritura que estaba extendida sobre todo el territorio del Islam, desde al-Ándalus en el oeste, hasta más allá de Irán en el este; era una escritura universal para una civilización universal. En las escribanías, especialmente instaladas para ello, se escribieron ejemplares del Corán sobre perga­mino en forma apaisada y se diseñaron inscripciones que se grababan en piedra y se aplicaban en edificios; también se tejían en telas como ornamentos o se bordaban.

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